Navegar cajacabeza

marzo 23, 2007

panel desde cajacabeza

Desde el martes y hasta el próximo domingo 25 de marzo el laberinto cajacabeza está en el centro de arte de Sevilla (Monasterio de San Clemente) y puede ser navegado.

Sólo tienes que entrar tu cabeza dentro de una caja y seguir sus pasillos. Si quieres desorientarte no te agaches y navégalo con los cartones a un palmo de tu nariz.

Hay caminos sin salida, rutas que se repliegan sobre sí mismas. Si miras hacia arriba en algunas cajas hay un segundo piso con otras rutas atajo por las que podrías pasar si levitaras. También hay un par de módulos abiertos por los que puedes ver el techo del monasterio o el trasero de la cámera de vigilancia (sin que ella te vea).

Si has navegado cajacabeza y quieres contar tu experiencia puedes hacerlo en los comentarios de este mensaje.
¿Conseguiste desorientarte? ¿Cuál es tu rincón favorito dentro del laberinto?

Si tienes fotos del laberinto puedes publicarlas en Flickr e incorporarlas al grupo cajacabeza.

2 chicos cajacabezados


Desorientación ¿eje de trabajo?

marzo 16, 2007

La desorientación es uno de los ejes de trabajo de panel de control. ¿es la desorientación un mecanismo de control o una forma de escapar de él? ¿o puede ser las dos cosas?

Desorientarse es perder las referencias. Referencias en relación al espacio (Ricitos de oro perdida en el bosque), al tiempo (el prisionero de Guantánamo) o a las otras personas (el juego de la gallinita ciega). Inducir la desorientación es una forma de represión usada por las policías para derrumbar a los detenidos. De hecho la desorientación suele acompañar cualquier privación de libertad (detención, prisión, secuestro) y es también una forma de tortura psicológica.

Terrible. ¿Cómo podemos hablar de desorientación en positivo?

Se dice que el exceso de información en red también es motivo de desorientación. Demasiados nodos, referencias inestables. No estoy seguro de ello, pero hay una enorme actividad para orientarnos. ¿Será más bien el problema que tenemos un exceso de orientaciones? Google guiando nuestra navegación acumula datos sobre nosotros. ¿Es una forma de control? Después de años de críticas ante-ayer anunció en una nota oficial que los guardará «sólo» durante 18 meses. Una directiva europea obliga a las compañías de telecomunicaciones e internet a retener los datos de sus usuarios entre 6 y 24 meses. A una petición del gobierno norteamericano hace algo más de un año Google se negó a entregar esos datos (cosa que hicieron MS y Yahoo!) y ganó la partida judicial. ¿Por qué se negó? ¿Por respeto a la privacidad de las personas o porqué están pensando en ser una organización de control alternativa al/a los estado/s?

Trabajar sobre la desorientación puede ayudarnos a tomar el control. O al menos a entender un poco por dónde y porqué lo perdemos y así ganar autonomía. El juego es una estratégia de aprendizaje en muchas especies, la nuestra incluida. Con el juego aprendemos sobre el entorno, sobre los otros y sobre nuestras propias capacidades. ¿Podemos afrontar la desorientación desde el juego? Es una vía de investigación. Perder las referencias y/o el control sobre uno mismo en un marco del que sabemos que podremos salir puede no ser tan terrible. Y igual nos prepara para «navegar» en situaciones de desorientación. También, quizás, a sortear el exceso de orientación que tira de nosotros hacia determinados railes dificultando su cuestionamiento.


juegos y desorientación

marzo 16, 2007

Hay varios juegos en los que interviene la desorientación. Esos en los que te vendan los ojos, te dan unas vueltas y tienes que «reorientarte» para encontrar o golpear alguien/algo.

Cuando yo era pequeño en las fiestas de cumpleaños, de las escuela o de calle se rompía la olla (trencar l’olla). He encontrado una explicación muy clara del juego escrita por Tània, supongo que alumna de la escuela «Ferran i Clua» de Sant Cugat del Vallès:

«Este juego se practica en el aire libre en un espacio que permita colocar una cuerda de un lado a otro, de la cual se cuelga una ollita o maceta dentro de la cual se habrán colocado caramelos, monedas, etc. y, además agua o harina. Los jugadores participan de uno en uno. Se vendan los ojos al participante y se le da un palo, situándolo de manera que con éste pueda tocar la olla.
«Entonces se le hace dar unas vueltas y él deberá reorientarse. Cuando crea que puede darle a la olla, le asestará un fuerte golpe con intención de romperla.
«Normalmente se le dan tres oportunidades. El juego va continuando hasta que alguien consigue romperla, en cuyo momento le cae el agua o la harina por encima mientras él se apresura a destaparse los ojos y recoger los caramelos y otros regales antes de que los recoja otro.
«Normalmente, cuando alguien rompe la olla, se coloca otra y el juego sigue mientras queden ollas.
Children Folklore – Trencar l’Olla

Especialmente destacable la experiencia de quitarse la venda y ver la nuve de harina, el fragmento de olla colgando y todos tus compañeros por el suelo aprovisionandose de golosinas.

El juego es similar a la piñata mejicana pero sin la cosa esa de los 5 pecados. No sé si los juegos tendrán alguna relación de influencias uno del otro.

wack the pinata by rocketjim54 2005 - CC 2.0 by

Otro juego es el de ponerle la cola al burro (o cualquier cosa a otro animal). Lo mismo: ojos vendados, vueltas para desorientarte y con la cola en la mano tienes que encontrar el dibujo del burro para clavársela. Los otros te intentan «orientar» (¿?) diciendo «más a la derecha!!», «un poco a la izquierda!», «adelante, ahora adelante!!».

Blind mans bluff 1803 Wikicommons Dominio Público

También te desorientan a base de vendarte los ojos y darte vueltas sobre ti mismo en el juego de la «gallinita ciega«. El de los ojos vendados está dentro de un corro y tiene que pillar a alguien y adivinar quién es (por el tacto). Si lo consigue le sustituye.

Sin el sentido de la vista y perdidos los puntos de referencia por las vueltas, vivimos la experiencia de orientarnos por el tacto (a lo bruto con un palo o a lo cortés con las manos, según sea piñata o gallinita ciega), por el andar a tientas o por los gritos de los otros (de buena fé o de burla).